Todas las personas que cuentan con sentido de trascendencia, poseen una mayor fortaleza a la hora de afrontar retos y dar sentido a sus vidas, la meditación y la oración disminuyen la posibilidad de padecer de problemas cardiacos.

Aumentan de forma significativa una enzima llamada telomerasa asociada a la longevidad de las células.

La semana Santa es una de las épocas más significativas en la que muchas personas como los cerrajeros conectan con su fervor religioso y lo expresan en las calles mediante las procesiones, cantando o rezando en silencio junto al paso de la virgen o el Cristo venerado.

Para otras personas es una ocasión especial para perderse en una playa, un área rural, un museo o en las nieves de las montañas. En los actuales momentos se realizan estudios para conocer el funcionamiento cerebral de los que meditan o rezan e identifican las áreas implicadas en lo religioso y espiritual.

Las personas que poseen un sentido de trascendencia, se sienten impulsadas a cooperar con los demás, atesoran fortaleza para afrontar retos y así dar sentido a sus vidas.

Está asociado con cualidades como gratitud, disfrute de la belleza, perdón, esperanza, religiosidad, entusiasmo y espiritualidad.

La espiritualidad es innata

El cerebro tiene una estructura para creer en algo superior a nosotros, el área córtex prefrontal está asociada a la espiritualidad según los científicos. El ser una persona espiritual es hacer un tipo de reflexión para fomentar la búsqueda de la verdad, el conocimiento de uno mismo, los actos justos y desarrollo del potencial.

Esto va unido a un mayor bienestar físico y mental, menos abuso de sustancias y matrimonios estables.

La religiosidad se aprende: Tener fe es fundamental para que el sistema de creencias funcione y proporcione seguridad, los creyentes tienen menos probabilidad de abusar de las drogas, cometer crímenes, divorcios o suicidios, mejora su salud física y viven por más tiempo.

La religión genera apoyo social, esto se localiza en los lóbulos temporales del cerebro que están asociadas a la memoria, las emociones y juicios racionales, todo esto explica las respuestas intensas que esta produce.

La religión muchas veces contribuye a dar sentido a la vida, pero en nombre de las creencias se cometen desatinos que causan dolor a uno mismo y a los que nos rodean, existen momentos donde la religiosidad se resiente, como en etapa adolescente.

Esta aumenta con la madurez de las personas, donde se busca la serenidad de que estamos solos ante los desafíos de la vida, como lo es la muerte cuando se está cerca de la vejez.

La capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos brinda, desarrollar la compasión nos facilita conectar con el prójimo nuestro compañero de camino, independientemente del camino que escojas para tu felicidad, este te llevará siempre hacia otra persona.

Los rituales y compasión

El cerebro tiene la capacidad de repetir algo una y otra vez, cuando rezamos o recitamos mantras, nuestra mente se calma, el cuerpo se relaja y se activan las vías neuronales.